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Primer triunfo de los blancos en el Bernabéu (2-0) en la Liga con un doblete del centrocampista ante un Espanyol que mereció algo más
El Real Madrid ya respira en su campo. Con más apuros de lo previsto y perdonando más de la cuenta en el primer tiempo sumó su primer triunfo en casa esta temporada. Isco fue el encargado de poner los goles en otra noche de demasiada excitación y menos fútbol.
No había pasado el reloj por el hito del minuto cuando Isco dispuso de una ocasión inmejorable para marcar el primer gol. El paradón de Pau despertó la sospecha en buena parte del estadio de que se avecinaba otra noche complicada por la falta de puntería. Era impensable que un mago como Isco pudiese desaprovechar una ocasión tan clara. Es la moda del Bernabéu. llegar mucho y fallar casi todo.
Pese al fallo, el Madrid afronta los arranques de los partidos como si se tratase del último cuarto de hora. Un impulso irrefrenable que le lleva a cometer más errores de la cuenta. Un peligro que se acrecenta a medida que el contrario acumula aciertos en defensa o el portero se convierte en un gigante, como Pau a disparos de Sergio Ramos, Cristiano Ronaldo… Con el paso del tiempo, el Madrid fue perdonando al Espanyol y solo respiró cuando Isco sí acertó a marcar.
Pudo cerrar el Madrid el partido, no lo hizo y le tocó sufrir en el segundo tiempo. Tanto, que el Espanyol pudo igualar el choque en un par de ocasiones. Pero el fútbol es implacable. En menos de un minuto se pasó del posible empate a uno al dos a cero. La ley del más fuerte. Isco volvió a acertar un buen pase para cerrar el choque y firmar la primera victoria del Real Madrid esta temporada en la Liga en casa.
